domingo, 9 de agosto de 2015

TIEMPOS.

En la fila del supermercado, el cajero le dice a una señora mayor que debería traer su propia bolsa,  ya que las bolsas de plástico no son buenas para el medio ambiente.
La señora pide disculpas y explica: “Es que no había esta moda verde en mis tiempos”.
El empleado le contestó: “Ese es ahora nuestro problema. Su generación no puso suficiente cuidado en conservar el medio ambiente”.
Tiene razón: nuestra generación no tenía esa moda verde en esos tiempos.
En aquel entonces, las botellas de leche, las botellas de gaseosa y las de cerveza se devolvían a la tienda.
La tienda las enviaba de nuevo a la fábrica para ser lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo, de manera que se podían usar las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban.
Pero lleva razón, no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Subíamos las escaleras, porque no había escaleras mecánicas en cada comercio ni oficina e íbamos andando a las tiendas en lugar de ir en coches de 300 caballos de potencia cada vez que necesitábamos recorrer 200 metros.
Pero tiene usted la razón, no teníamos la moda verde en nuestros días.
Por entonces, lavábamos los pañales de los bebes porque no los había desechables. Secábamos la ropa en tendederos, no en secadoras que funcionan con 220 voltios. La energía solar y eólica secaban verdaderamente nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores no siempre modelitos nuevos.
Entonces teníamos una televisión, o radio, en casa, no un televisor en cada habitación. Y la TV tenía una pantalla como un pañuelo de grande no como un estadio de fútbol. En la cocina molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas para cada cosa. Cuando empaquetábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos arrugados para proteger, no cartones perforados o bolitas de plástico. En esos tiempos no usábamos gasolina para arrancar un motor para cortar el césped, lo hacíamos con una cortadora de césped mecánica. Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr encima de una cinta mecánica que funciona con electricidad.
Bebíamos del grifo cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o botellitas de plástico cada vez que teníamos que tomar agua. Recargábamos las estilográficas con tinta, en lugar de comprar una nueva y cambiábamos las cuchillas de afeitar en vez de tirar la maquinilla entera a la basura porque perdió el filo.
Claro que en aquellos tiempos no teníamos la moda verde.
La gente tomaba el autobús y los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o andando, en lugar de usar a su mamá como taxista las 24 horas. Teníamos un enchufe en cada habitación, no una regleta de enchufes para alimentar una docena de artefactos. Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales desde satélites situados a miles de kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería más próxima.

Aun así igual es lógico que la actual generación se queje de lo irresponsables que éramos por no tener esta maravillosa moda verde.

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Castillo de Canena

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