miércoles, 6 de septiembre de 2017

MIRATE


Y dicen de la libertad de expresión.

La mayor libertad de expresión es el silencio. No molestas a nadie, nadie te juzga mal, no comprometes a quienes te quieren. Si quieres expresarte busca un desierto y habla en voz alta como los locos, así serás perfecto para esta sociedad. Caso contrario tendrás presiones, críticas, malos juicios, todo aquello que juega en contra de tus intereses.  Justo eso hemos construido, te damos la libertad de expresión para que puedas callar a gusto. Así no molestas, calladito. Eso sí, si alguien te pone a parir, cállate, que encima recibes correctivos. Si alguien te engaña no te defiendas porque pasarás un vía crucis yendo de juzgado en juzgado hasta que pase tanto tiempo que ni siquiera recuerdes porqué estas ahí. Y no opines, nadie le interesa tu opinión, que necesariamente, palabra a palabra, es y será  utilizada en tu contra.

La persona perfecta para esta sociedad es la que pasa desapercibida, la que no tiene una historia que contar, la que admite que todo está tan dentro de la norma que no puede encontrar ni de lejos, atisbos de originalidad. Esta persona hará deporte, pero de usuario, nada de competir, puede sobrevenir una lesión o puede que sea demasiado bueno y empiece a ser blanco de envidias, o de alegrías cuando caiga. Leerá pero no mucho, vaya a ser que lo tilden de culto o empollón. Trabajará pero no se le ocurra mejorar su entorno de trabajo porque obliga a la sociedad a mejorar y, al ser incómodo, será criticado, apartado. Se casará o mejor no, vaya a ser que en el futuro se divorcie y ya no sabemos si el divorcio es normal o no. Mejor solterito. Además, que no se le vea feliz, porque podría ser objeto de envidias y caer en desgracia. Saludar pero discretamente. No será ni alto, ni bajo, ni gordo, ni flaco, ni calvo, ni melenudo, ni con gafas, ni atlético, ni fuerte de gimnasio, ni achaparrado, ni demasiado blanco, ni moreno, ni negro, ni amarillo, ni demasiado sano, ni enfermizo.

Y ahora quiero que hagas un ejercicio de abstracción. Imagínate una persona leyendo un artículo en un ordenador,  mirando la pantalla, imagina que estás detrás de esa persona. Imagina que te acercas y que cuando te mira eres tú. Piensa que opinión te merece esa persona que te imaginas que eres tú. Abstráete y define tus opiniones sobre esa persona que estás viendo. Y no solo ves lo que es evidente, sino también lo que tienes de feo, de oculto, cuando el neandertal que llevas dentro aparece y se adueña de la escena de tu vida. Y ahora piensa, ¿te ves como juez y reo? Pues ahora vuelve a mirar a tu alrededor y cada vez que juzgues a alguien y te conviertas en sociedad, eliminando lo que se sale de lo normal, viendo los defectos, la paja en ojo ajeno y piensa en cómo te sentiste cuando a quien juzgabas era a ti.

Así se lo he contado, lean y argumenten pero por encima de todo juzguen por sí mismos.




Castillo de Canena

https://youtube.com/shorts/WIOEbGIHiDU?feature=share