Dentro de lo que es el networkmarketing ocurre que todos
somos jefes, nadie tiene que darle explicaciones a nadie porque no existe la
disciplina de un trabajo clásico, el tiempo no está reglado. Esto quiere decir
que nos tenemos que organizar nuestro propio tiempo como nosotros creamos
necesario. Para ello hemos de utilizar una agenda, tal y como dice Darren
Hardy, cogiendo como referencia unos objetivos previamente marcados. El gran
beneficio del MLM es que tiene valores residuales. El valor residual es aquel
que se obtiene de haber hecho un trabajo anterior y que sigue generando, con el
paso del tiempo, recursos.
Para utilizar correctamente la agenda marcamos un objetivo
anual, o sea, necesitamos cubrir un mínimo de ingresos de, por ejemplo, 24000
euros. Esto lo dividimos por la mitad y anotamos en la agenda, a mitad de año
12000. El objetivo de hacer este cálculo es para tener un momento para revisar
nuestro objetivo final. Lo volvemos a dividir entre dos y marcamos en el
primero de abril 6000. Lo dividimos entre tres y obtenemos 2000 que anotaremos
el 1 de febrero y lo dividimos entre cuatro, o sea 500 y lo ponemos el 7 de
enero. Ahora vemos nuestro plan de remuneración
y vemos cuantos clientes y prospectos
tenemos que hacer para llegar a esa cifra.
Muy importante es planificar el comienzo y el fin del día.
Hemos de procurar levantarnos siempre a la misma hora para comenzar el día y
establecer una rutina para empezar y por supuesto dejar libre las horas para
hacer tareas de forma estructurada y secuencial, teniendo muy en cuenta la hora
que vamos a desconectar y hacer el balance del día. En el balance del día hemos
de apuntar todos los gastos, por pequeños que sean, además de los ingresos.
Esto nos dará una visión general de lo que debemos hacer días posteriores y si
hemos de revisar nuestros objetivos, tanto al alza como a la baja.
El motivo por el cual hemos de utilizar una agenda, la cual
preferiblemente ha de ser clásica, es porque la escritura manual, con
bolígrafo, deja en la mente una impronta no sustituible por las agendas que se
teclean. Esto es un sistema de memorización a la vez de concienciación de lo
que realmente cuesta nuestro tiempo.
Darren Hardy cuenta en su libro el efecto compuesto, que
durante un año utilizó una agenda para apuntar una característica positiva de
su mujer, ya que estaban teniendo problemas conyugales. Esto le sirvió para
focalizar su atención en lo que le gustaba de su mujer, apuntando día a día ese
gesto que le gustó, esa actitud que le gustó y se dio cuenta que a los tres
meses estaba tan focalizado en lo que le gustaba que había recuperado la pasión
perdida por los muchos años de convivencia. Pasado un año le regaló la agenda a
la mujer, a la cual le gustó mucho más que el descapotable de mercedes que le
había regalado el año anterior. Recuperó su vida de pareja de la que
actualmente está disfrutando plenamente.
En cuanto a las realidades que estamos viviendo, todos nos
estamos empeñando en ver las faltas, todo lo negativo, si una pared está
perfectamente pintada y rematada solo vemos la mosca negra que está sobre ella.
Siempre es más fácil buscar el fallo. Igual no somos conscientes de que de
media tenemos más salud que en el pasado, de que vivimos mucho más y con mayor
calidad de vida, de que en la edad media la esperanza de vida no llegaba a los
40 años y en lugar de eso estamos amargados por las más terribles escusas que
nos podamos inventar. Recuerdo aún a aquella joven que me contó el periplo de
tener que ir a buscar unas cortinas a Suiza desde España porque ninguna tenía
el tono de amarillo apropiado. Si todavía hay alguien que se preocupa del tono
de las cortinas, esto no está bien, está muy bien. Además suele ocurrir que si
no tenemos problemas reales, los creamos debido a una compensación que
necesitamos por sentirnos poco
valorados. Lo que quiero decir con esto es que aún podemos mejorar mucho si nos
focalizamos correctamente hacia lo positivo y dejamos de lado las escusas y las
diferentes valoraciones negativas a las que estamos expuestos continuamente.